sábado, 5 de julio de 2008

REFLEXION

Me encanta la idea de que una de las competencias a fortalecer –hago notar- fortalecer, sea el estudio independiente, porque nos abre infinitas posibilidades de resolución de problemas, no sólo relacionados con el tema de la comunicación y las tecnologías, ni sólo en el ámbito en el que laboralmente nos desenvolvemos, sino en nuestra vida personal, en lo cotidiano, como bien lo señala J. Eliezer de los Santos V.*

Hablo del beneficio de fortalecer dicha competencia, enfatizándolo, y no limitándome a hablar de desarrollar, porque creo que todo profesionista que presuma de ser pro-fe-sio-nal ha resuelto un sinnúmero de necesidades laborales que requirieron del ejercicio del estudio independiente.

Por supuesto, no queda fuera la posibilidad del desarrollo de construcciones diferentes o nuevas, como para mí lo va a ser: la interacción y con ella, la colaboración permanente. El asimilar la necesidad de ser auténtica en lo relacionado a la exteriorización de mis penurias, carencias, limitaciones, etc. ¡¡¡Pedir ayuda!!! La mayoría de las veces me he descubierto, encubriéndolas.

: “El estudio independiente puede ser un proceso dirigido hacia el autocontrol y la autoevaluación,… para la construcción ininterrumpida de conocimiento y aprendizaje” Eliezer de los Santos V., 1996, p. 3. Añado, es un proceso de autoconocimiento y transformación permanente, porque eso es lo que propicia la educación.

Hoy reconozco el papel de facilitador, de acompañante, que tiene el docente, sobre todo al revisar el estudio independiente como competencia. Además, es importante considerarlo como una persona que también se transforma a partir de su relación y retroalimentación con nosotros y para nosotros.

"LA MÁQUINA DE LOS NIÑOS" (Resumen de 100 palabras)

Los megacambios en ciencia y tecnología son, todavía, la excepción en la escuela, sin embargo, los descubrimientos en el uso de los videojuegos colocan a la computadora en una oportunidad real; al poner a los niños frente a un mundo que los puede llevar más allá de los sentidos, con respeto de su espíritu explorador.
Sin el conocimiento de la lectura, la escritura y las matemáticas instala al niño en una especie de máquina del saber, como una nueva forma de alfabetizar, que tanto al anhelante del cambio como al instructor los debe convencer de la necesidad del cambio.
Papert, S. (1995). La máquina de los niños. Replantearse la educación en la era de los ordenadores. Barcelona: Paidós. Capítulo I, “Anhelantes e instructores”